LA PALOMA COLIPAVA

A esta exuberante paloma muchos aficionados la consideran como reina entre todas las razas, pues es difícil encontrar un aficionado a quien cuando empezaron a gustarle las palomas no se fijara en ella, probablemente asesorado por sus antepasados. Se trata de un fantástico animal donde se aglutinan finura, belleza y antigüedad , pues por algo es hija del país de las mil y una maravillas como la India.

En Europa se la conoce desde el año 1600, cuando llegó procedente de las Islas de Java y Madrás, lugares donde la habían seleccionado con notables diferencias, pues mientras en la primera se apreciaban las de 14 plumas en la cola, en Madrás eran de 34 plumas, con cabeza adornada con concha o moño, y patas emplumadas por una cortas plumas hasta las uñas.

Pero la gran selección de la actual Colipava se inició en Inglaterra a partir del siglo XVII, con dos líneas bien definidas: la escocesa y la conocida como de Londres. Mientras el tipo escocés era preferentemente figura, forma y tamaño, en el tipo londinense se buscaba una cola cuanto más grande mejor y un tamaño lo más pequeño posible. No fue hasta el año 1650 cuando fueron importados los primeros ejemplares del tipo escocés hasta Alemania, concretamente en Frankfurt, donde pronto miles de aficionados se entusiasmaron con ellas. Los ingleses ocultaron su pasado y las bautizaron como Colipava Inglesa.

Uno de los grandes maestros de esta raza en el año 1878 fue sin duda el profesor Selgien H. J. Vetter de Stranbourg así como también lo fue H. Ledosguet Boppart en Bremen. Ha sido sin duda en Alemania donde se inició la proliferación de colores presentándose en la exposición nacional de palomas de Leipzig, en el año 1893, variedades revolucionarias como las plateadas, las de escudo, alas blancas o cola blanca, si bien los colores con más presencia durante estos años, por este orden, los blancos y negros.

En Alemania, para evitar situaciones de falta de información como ha sucedido con las razas españolas, se pone mucho énfasis en dejar anotadas todas las referencias históricas, pues sólo así, y apoyados en archivos de estas fuentes de literatura, es posible que las nuevas generaciones anden a un paso seguro y firme. En la actualidad en las exposiciones alemanas se han ampliado enormemente las posibilidades de presentar colores, pues además de ser reconocidos los colores básicos como el blanco, negro, dun, rojo, amarillo, azul con barras negras, lo son el ceniciento. Andaluz “Indigo” prieto, Gavino, Plata, color gris claro. También son correctas las colas de espejo, escudo negro, amarillo, azul o rojo, cuerpos de color con cola blanca, atigrados e casi todos los colores; es decir que las posibilidades se han ampliado mucho y cada día lo hacen más.

Finalmente, y para aquellos aficionados que no conozcan a fondo el estándar, indico algunas de las características principales que debe de reunir una buena Colipava.

Cabeza: Pequeña y redonda en el cráneo y fina hacia el pico.

Ojo: Oscuro en los ejemplares blancos y claro en los demás.

Cuello: Largo y gracioso en forma de “Cisne”, debe de ser lo suficientemente largo para que con el cráneo toque la cola.

Almohadilla: Rellena y bien cuajada hacia arriba asegurando la cola en todas las direcciones.

Cola: Redonda de plumas fuertes y derechas hacia arriba, arrastrando las primerizas de los dos lados por el suelo; las plumas de la cola deben de hacer al final todas una estrella.

Patas: Cortas, finas y elegantes dando la sensación que anda con la punta de los dedos.

Plumaje: Fuerte, lleno y apretado. En lo que se refiere a la variedad sedosa, cuanto más suave mejor.

Faltas: Cuerpo demasiado grande, espalda larga, falta de patas, pobre de plumas en la cola o en la almohadilla, estrecha de cuerpo.